Levantarse, desayunar, ir al trabajo, reuniones, e-mails, comer deprisa, más reuniones, llamadas, cada vez más e-mails en la bandeja de entrada, ir a buscar a los niños al colegio, llevarlos a las actividades extraescolares, aprovechar para ir a comprar, recoger a los niños, llamadas fuera de horas, preparar la cena, hacer los deberes, cenar, dormir y… ¡vuelta a empezar! ¡Qué estrés solo de escribirlo!
Vivimos en una sociedad de ritmo vertiginoso: no dedicamos tiempo a lo que realmente es importante porque nos centramos en lo urgente, nos pasamos el día dando prioridad a los otros, y el día, por suerte o por desgracia, solo tiene 24 horas. Te has preguntado alguna vez, ¿a qué las dedicas? El tiempo es un bien preciado: no podemos comprar, no podemos recuperarlo… y el uso que hagamos de él depende de nosotros mismos.
Inmersos en este ritmo trepidante del día a día tenemos que aprender a parar e invertir tiempo en nosotros. Pero, ¿qué es tiempo para uno mismo? La respuesta es relativa, depende de cada uno. Para empezar, no puede ser algo que no nos guste, ni que suponga una obligación. Todo lo contrario, tenemos que disfrutar del momento y olvidar las obligaciones. Por ejemplo: hacer ejercicio. De todas formas, si esto tiene que ser una forma de castigo, no nos sirve como tiempo para uno mismo. Tiempo para uno mismo puede ser leer un libro, cocinar, hacer yoga o meditar, mirar fotos, pasear, visitar un museo, disfrutar de una rebanada de pan con aceite o escuchar música.
Encontrar tiempo para uno mismo nos ayudará a ser más productivos en otros ámbitos como el laboral
Está comprobado que invertir tiempo en uno mismo hace que pensemos de forma distinta ante los estímulos del entorno, obtenemos claridad, y eso nos permite pensar de forma lógica y objetiva, y por lo tanto, solucionar problemas y tomar decisiones con facilidad.
Y si es tan beneficioso, ¿por qué nos cuesta tanto? Algunas personas se sienten culpables cuando se dedican tiempo a ellas mismas, ya que una parte de la sociedad considera que es perder el tiempo, que se deja de ser productivo. Una afirmación errónea, ya que como comentaba en el párrafo anterior, disfrutar de momentos con nosotros mismos aporta beneficios que se reflejarán en el entorno laboral y personal.
También tenemos que aprender a decir “no”. Comunicar de forma asertiva nos permitirá no acumular más responsabilidades ni compromisos que nos sacarán tiempo para dedicar a lo que realmente es importante, y como consecuencia, calidad de vida.
¿Alguna vez has pensado en todo a lo que renuncias cuando dices “sí”?
Disfrutar de los pequeños placeres es fuente de bienestar, tanto emocional como de salud. Dedicarnos tiempo nos servirá para cargar pilas, bajar los niveles de estrés y mantener un equilibrio en nuestras vidas.